Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en un https://oisijqrr689756.amoblog.com/el-momento-exacto-del-cabezazo-de-zidane-60318746